¡Menuda vida la de este tipo! Sin patria, porque en la tierra de sus padres él no había nacido, y sintiéndose parte de una nación de la que estuvo fuera muchísimo tiempo ausente y donde, al regresar, tampoco tuvo una bienvenida muy grata. De palabras claras en el papel, pero español un poco raro en el habla, se atribuya a un defecto del habla, al acento de su lugar de nacimiento, a un francés inherente premonitorio de su futura vida parisina, o a lo que sea. Como los cronopios, que, según él, sufren más, porque siempre van contra todo, se oponía a los órdenes establecidos y seguramente tenía una debilidad casi de esencia por romper las reglas. Subversivos, decían entonces unos; genio, decimos otros. Un alma inquieta que nos enseñó a dar cuerda un reloj o a subir una escalera como se debe, y nos mostró lo maravillosa que es la realidad cotidiana si le prestamos la atención que merece. Pero, por sobre todo, un niño juguetón, lo lúdico, lo fantástico.
Julito, me apena no haberte conocido, y ni siquiera haber sido contemporáneos. Pero ambos somos de virgo, y, ¿viste? por ahí tiene algo que ver. Qué sé yo.
adhiero a tus palabras, siendo yo también un Virginiano. Dicho sea de paso, el otro monstruo literario argentino, Borges, también lo era. No se puede describir con palabras agradecidas todo lo que Julio nos dio y nos seguirá dando. El debe estar muy feliz por como hoy la gente se acordó de su nacimiento y de como mantenemos viva su obra y sus pensamientos, aunque tenga la inmortalidad asegurada. Un abrazo :)
ResponderEliminarAl fin visité tu blog amiga. Precioso el físico y muy interesantes las publicaciones, es un grato momento para recordarte, una vez más, tu verdadera vocación. En fin, feliz cumpleaños, nuevamente.
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